martes, 16 de diciembre de 2008

Transformándome a mí misma, transformo el mundo


Concha PinósConcha Pinós es activista de distintas causas, en particular en los últimos años por la de la liberación en Birmania.

Koldo Aldai

Concha Pinós. Estudiosa y practicante del yoga tibetano, su búsqueda se inició en Granada en su tiempo de universitaria en la facultad de Ciencias Políticas. Allí conoció a un maestro hindú que había sido discípulo de Paramahansa Yogananda. Concha le preguntó que quién era, a lo que él respondió: “Lo importante no es quién soy yo, sino quién eres tú. Tú puedes ser la madre de millones de personas…”

El maestro le enseñó yoga, según el método de “gurukula”, es decir de convivencia con el “gurú”. Mientras en la facultad aprendía Ciencias Políticas, con el “gurú” aprendía los yoga sutras de Patanjali. Después conocería a una monja tibetana que fue la que finalmente le animó a dar el salto a Oriente. Concha se reconoce cómplice de la respiración mundial, del sonido del universo. Fuertemente comprometida con aliviar el dolor de la tierra, afirma que cuando va a las guerras siente que el sufrimiento de los demás y el suyo propio es el mismo. Entrevistamos a Concha en el I Foro Humano Europeo, que ha tenido lugar en Barcelona la primera semana de noviembre.

¿Agradecida con tu maestro? 
Los maestros tienen la virtualidad de conectarnos con nuestra luz. Así iluminados por nuestra propia luz, podemos crear más cosas…

¿Qué aportó el yoga a tu vida? 
El yoga no es una clase dos veces por semana, yoga es simplemente estar despierto. Patanajali era un médico, mago, activista, bailarín…, era todo eso. Era un yogui, no había dualidad en sus acciones. Un yogui es alguien que afronta la realidad y la transforma para el beneficio del máximo de seres. En el budismo el equivalente sería un Bodisatva. Hemos de tener la mentalidad de convertirnos en un ángel que ayude al máximo de seres. Aspirar a que todos se salven antes que tú. Esa es la promesa del Bodisatva. El Bodisatva es quien da la vida por los demás.

¿Y el yoga tibetano que aporta de añadido? 
Tiene su origen en las cuevas de Afganistán. Se dice que allí fueron a parar unos yoguis que vinieron del espacio y que conocían la técnica de convertir el cuerpo físico en un cuerpo de luz. Esos yoguis emigraron al Himalaya y enseñaron 84 formas de yoga. Penetraron toda la India y su enseñanza se fusionó con la de la meditación de Sidharta Gautama, el Buda histórico. El yoga tibetano hereda pues, tanto la tradición yóguica, como la enseñanza de la meditación de Buda, como el chamanismo de los Himalayas.

Pregonas impermanencia por todo el mundo… 
Es preciso asumir el principio de la transitoriedad o impermanencia. ¿Cómo afrontamos la muerte o la desaparición de las cosas o personas que supuestamente creemos que son nuestras? No tenemos nada. En la última realidad sólo somos luz, energía de amor. El peligro es que cuando tomamos forma, nos identificamos en exceso con esa forma. Nos identificamos con una persona, con un país… Ese es el error de la mente. Ahí emerge el ego y el consiguiente dolor tan difícil a veces de transformar. Ahí es necesario hacer un trabajo.

Concha Pinós
Concha Pinós durante la entrevista
Trabajo titánico, por cierto… 
Hay un fase de apego y sufrimiento, pero hay también otra en la que podemos reconocer nuestra mente iluminada y nuestra condición de potenciales Budas. Tú eres en un comienzo un Buda. El mundo sufre, pero en el fondo todos estamos iluminados.

¿Cómo te entrenas en el desapego? 
El entrenamiento va muy bien en la educación de la destrucción de lo innecesario. Ahora que viajo tanto me he acostumbrado a llevar lo imprescindible. Necesito poco para vivir. Cada día me siento más ghandiana. ¿Si necesitamos tan pocas cosas, por qué acumulamos tantas? Estoy en un proceso de socializar lo que tenía, libros, películas… El sufrimiento en la vida viene del sentimiento de querer quedarnos con cosas y personas.

¿El sentido de la impermanencia está ligado al de la compasión…? 
Compasión también puede ser abandono de lo construido. Hay varias fases en lo que creamos: pensar hacer algo bueno, la segunda es hacerlo realidad, poner en movimiento ese algo bueno, la tercera es de mantener ese algo bueno y la cuarta es dejar ese algo bueno para crear algo nuevo. Esto es la compasión de la transformación. El ciclo se cierra a la de cuatro. A la de cuatro tiene que ser otra cosa. Ello impide el apego, el hacer siempre las mismas cosas. Las cosas nacen y mueren y sin embargo nos seguimos apegando.

¿Puedes explicarnos el sentido budista de la vacuidad? 
Cuando estamos en profunda comunión con las personas podemos tocar su corazón y experimentar que todos somos iguales, experimentar el gozo de la unión. La vacuidad en menor grado al menos la experimentamos tres veces en nuestra vida, con la muerte, con el nacimiento y el orgasmo. Sin la sexualidad eliminamos el proceso de creación.

¿Hoy es más difícil que ayer el reto de la compasión? 
No podemos pensar que los problemas que atraviesan otros pueblos, les atañen en exclusiva. Hemos de tomar más responsabilidad sobre nuestra interdependencia. Hemos de saber qué acciones hemos causado nosotros, para que se den ese tipo de situaciones. Hoy podemos, gracias a las nuevas tecnologías, hacer por los demás más cosas que en el pasado.

¿Cómo hacemos espacio a la compasión en nuestros corazones? 
Desde una perspectiva budista, cuando hemos eliminado la suficiente cantidad de sufrimiento en nuestras vidas, podemos empezar a experimentar amor y compasión.

Todos los seres sufrimos. Lo primero que debemos hacer es enfrentarnos con nuestro propio sufrimiento. Todos tenemos una historia de sufrimiento. Hasta que no seamos capaces de vencer esa historia de sufrimiento, la ira y el dolor que llevamos dentro, “no way”, ni yoga ni nada…

¿Por lo tanto, limpieza interior antes de saltar al mundo? 
Evidentemente. Con dolor no puedes servir. Si vamos a un conflicto y llevamos nuestra ira y nuestra rabia no podemos ayudar a muchas personas, porque lo único que haremos son proyecciones de nuestro propio sufrimiento. Es preciso coger al toro por los cuernos, es preciso decir al sufrimiento. “yo no quiero sufrir”, es preciso ir a las causas raíces que me causaban sufrimiento y trabajar sobre ellas. Transformándome a mí misma, en realidad transformo el mundo. Somos todos interdependientes.

¿Cómo vives tu doble condición de activista por los derechos humanos o agente de cambio y guía espiritual? 
Sólo soy un ser humano que vive la interdependencia. Quiero trasformar el mundo con las herramientas que conozco. ¿Cuáles son esas herramientas? El yoga, la meditación, la resolución de los conflictos desde una acción compasiva y a la vez activa... La gente piensa que los budistas estamos todo el día sentados en un cojín de meditación. Sin embargo a veces no nos queda otra que meditar en los caminos, los aviones…

Cuando uno ve una ley injusta se ha de levantar. No importa si eres budista o eres activista. Lo que importa es si te puedes mantener en una actitud no violenta, de “ahimsa”, superando un impulso violento que te lleva a la dualidad.

¿En cuanto que budista comprometida, cómo contemplas el reto de mantener la paz en estos tiempos convulsos que atravesamos? 
En palabras del Buda, nuestra misión más definida es acabar con el sufrimiento de las personas. Siempre ha habido guerras y crisis. La crisis es una oportunidad para reflexionar sobre las cuestiones que no funcionan dentro de nosotros. El salto a la nueva humanidad pasa por un trabajo personal. Por grandes que sean las crisis planetarias, nuestros verdaderos retos estriban en erradicar nuestro propio, egoísmo, codicia ignorancia…

En ese sentido el budismo, al igual que las otras grandes religiones, ofrece una serie de herramientas que nos convierten en seres más equilibrados. No importa tanto el tipo de herramientas que utilizas, como el fruto de las mismas. Es decir, si te conviertan en un ser más equilibrado y que te permitan aportar a la sociedad tu cuota de bienestar y felicidad.

¿Y cómo venciste el sufrimiento…? Hasta donde se pueda saber… 
Por supuesto… La mía es una historia pública. Me he enfrentado a dos cánceres y también a batallas de fuera con mucha paciencia y trabajo interno. Si lo he hecho yo, lo puede hacer cualquier ser humano, pues no hay ninguna diferencia entre nosotros y los demás.

Tu vida es un sendero de imposibles: victoria sobre el cáncer, pérdida de tu hijo… 
Cree en las cosas imposibles. Cree que tu mente es una mente iluminada, cree que tienes el potencial de un Buda, que realmente puedes ser un Bodisatva. Cree que puedes ser un Bodisatva. Si no crees que puedes erradicar el sufrimiento, no hay chispa…

¿Servicio y espiritualidad serían sinónimos? 
Absolutamente. Hay una primera fase en la que el ser humano comienza a reflexionar sobre las cuestiones fundamentales de su época. Hay una segunda fase de toma de compromiso y una tercera de paso a la acción. No podemos pasar el día en la disyuntiva de diamante rallado o roto, Oriente u Occidente, yoga o tai-chi… No queremos nada de eso. Queremos reflexión, conciencia y acción.

Cristianismo comprometido, budismo comprometido… ¿El compromiso se acrecienta en el seno de las comunidades espirituales…? 
La energía de Jesús y de Buda es la misma energía de vacuidad y de compasión en acción.

El budismo comprometido en la línea de Thich Nhat Hahn, su Santidad el Dalai Lama o Aung San Suu Kyi, no es diferente a lo que pregonó el Maestro Jesús o la Madre Teresa de Calcuta, o el propio Mahoma cuando decía a los hombres que era preciso defender a las mujeres y los niños. Después son nuestros egos los que pueden llegar a transformar las palabras de los maestros. Un yogui trata de ser fiel a la esencia del mensaje y actúa. No es alguien que se queda impasible en una cueva. No es tiempo para quedarnos en una cueva.

¿Por qué Birmania? 
¿Por qué no Birmania? Birmania es la metáfora de la tierra pura, la tierra en la que quisiéramos vivir. Birmania es un arquetipo que necesita ser liberado. Birmania representa 135 minoría étnicas, una mujer como Aung San Suu Kyi con una propuesta política, espiritual y económica única y liberadora. Hay una constitución federada que se puede poner en marcha… Birmania tenía todos los elementos que para mí, como revolucionaria interna, representan lo que creo que puede ser el mundo.

¿Hay esperanza para Birmania? 
La esperanza no la ganamos, ni la perdemos nunca, porque es la cualidad intrínseca de nuestra acción. Los militares entrarán en razón.

Proyectos? 
Mis proyectos son servir y servir. Donde pueda servir, ahí voy a estar.

Cortesía de Fundación Ananta

domingo, 14 de diciembre de 2008

Para comprender la muerte, hay que entender la vida

Marco Antonio Karam, presidente y fundador de la Casa Tíbet México dice que el ser humano tiene miedo a morir porque tiende a aferrarse a su familia y a las cosas materiales, además de ser un tema del que poco se conoce


NUEVO LAREDO.- Para comprender la muerte, primero es necesario entender la vida.
Así aborda Marco Antonio Karam, presidente y fundador de Casa Tíbet México, el tema de la muerte desde la perspectiva de la tradición budista, una práctica que propone la idea del renacimiento y contempla herramientas para prepararse para recorrer ese camino.
En entrevista con El Mañana, Marco Antonio Karam dijo que la muerte es uno de los temas centrales de la filosofía budista y el punto nodal en la existencia de los seres humanos.
A su llegada a esta frontera, en la que imparte el Seminario Muerte, Bardo y Renacimiento. Budismo Tibetano, Karam expuso que el ser humano tiene miedo de morir porque tiende a aferrarse a su familia, amigos, trabajo y a las cosas materiales, además de que es un tema del que poco conoce.
"Si seguimos las observaciones, no tan sólo de la tradición budista, sino de una buena parte de las tradiciones espirituales del mundo, se afirma que la vida precede a la conformación del cuerpo y subsiste a la desorganización del mismo, y con base en esto, el reto que todos nosotros tenemos es tratar de vivir nuestras vidas, conscientes de esa dimensión espiritual, aprovechando la misma y preparándonos para esa transición de morir", comentó.
Karam imparte este fin de semana en Laredo, Texas, el seminario mediante el cual los asistentes podrán reflexionar sobre el valor de la existencia y lo frágil que es ésta, así como entender la naturaleza de la vida y de la muerte.
"Lo primero que se pretende es que las personas ordinarias, como cualquiera de nosotros, seamos capaces de reconocer a la muerte como un suceso natural: el hecho de que todos los seres vivos están sujetos y expuestos evidentemente a la transición de morir, y a reflexionar en que la muerte no es del todo un hecho que nosotros podamos planificar, que suele naturalmente sorprendernos y que pertenecemos a una condición de vida en la que nuestro tiempo de existencia no es uno fijo", propuso.
"UN CADÁVER NO LLEVA BOLSAS"
El representante de Casa Tíbet México expone porqué la gente siente miedo a la muerte.
"Creo que hay muchas razones por las que una persona convencional teme al morir, una de ellas tiene que ver con el temor a lo desconocido, que no sabemos de qué trata la muerte, y como culturalmente hemos ido educados y condicionados a identificar a la vida y a la consciencia con nuestro cuerpo, naturalmente tenemos esa sensación", refirió.
Añadió que hay otras, como el aferramiento y el apego a todo lo que se abandona durante la transición del morir; el hecho de intuir que, si en efecto existe una continuidad de la vida después de la muerte, ésta estará ligada al desempeño vital actual en el que, probablemente, observe muchas deficiencias; y vivir sin un plan de vida en general.
"Hacer de la muerte un amigo, algo cercano, algo natural; no verlo como un enemigo, como algo artificial; también, comprender la naturaleza de la muerte; creo que una de las cosas que más angustia nos produce es que no sabemos mucho acerca de la muerte, de los procesos que acompañan al morir.
"Tememos morir, porque no hemos vivido del todo, porque a pesar de que estamos en el mundo, no estamos lúcidamente en él, y la vida se pasa tan rápido como un relámpago, y cuando transita con esa vorágine y vertiginosidad, a menudo uno descubre que ha vivido su vida de forma inconsciente, dominado por hábitos y tendencias, en piloto automático, ausente de genuina presencia, de voluntad y de consciencia, y que por tanto han sido los acontecimientos de la vida los que han dominado nuestra existencia, en lugar de nuestra voluntad por encima de éstos y de un plan de vida, en general", afirmó.
Ante la interrogante de cómo puede una persona común y corriente prepararse para morir, Karam dijo que el budismo tibetano ofrece varias posibilidades.
"Eso es algo que en la tradición budista se lleva a cabo a través de diferentes avenidas, preparativos intelectuales, preparativos contemplativos, éticos y morales, meditativos, todas diferentes sendas que pretenden familiarizar al individuo con la realidad y la inminencia de la muerte, con el valor de la vida y con la importancia de prepararse para poder transitar esa frontera de la mejor manera posible", añadió.
Dijo que el mejor de los candidatos para tener esta preparación, sería una persona que cuente con todas sus facultades, que pueda prepararse de manera consciente y que esté dotado de todas las condiciones favorables de la transición del morir.

"Hay una expresión muy popular en la cultura tibetana que dice que un cadáver no lleva bolsas", mencionó.
Entre las herramientas de preparación para el bien morir que ofrece la tradición budista está el familiarizar al individuo con el objetivo de la muerte, prepararse para la misma, sin tener que ser budista.
Añadió que dentro del ámbito de la tradición budista existe una costumbre antigua, pero actualmente relevante y eficaz de preparación en un entorno de hospicio, como lo hacen aquellas personas que transitan el morir y que ya se encuentran en una fase terminal, en el caso de los enfermos, que tienen la oportunidad de liberarse de los temores que los acompañan en esos momentos.
Hay una práctica de introspección contemplativa, dijo, muy popular dentro del ámbito del budismo tibetano, que se denomina la meditación de las tres raíces en torno al morir, en la que se pretende que el individuo se haga consciente de la inminencia de la muerte.
"Uno de los grandes maestros que trajo el budismo a la India en el siglo octavo decía que todos los seres vivos mueren, pero es interesante contemplar cómo finalmente nadie ha muerto", manifestó.
CUÁNDO SÍ Y CUÁNDO NO UNA MUERTE ASISTIDA
Desde la perspectiva budista, Karam expuso que la llamada muerte asistida no es aceptada cuando se trata de una especie de suicidio, pero sí está de acuerdo cuando tiene que ver con desconectar un aparato que mantiene con vida a alguna persona enferma y en fase terminal.
"Si por muerte asistida entendemos una especie de suicidio -el hecho de que el individuo tome su propia vida-, la tradición budista lo contemplaría como algo negativo, porque el valor fundamental es el valor de la vida…
"No obstante, en lo que la tradición budista se contempla como ético, como moral o edificante, es cuando también se sostiene o preserva la vida de una forma antinatural, a manera muy prolongada, en detrimento de la calidad de vida de la persona; eso quiere decir que si tenemos a una persona sujeta a un respirador o máquina de diálisis para mantener la vida otros dos años en coma, ahí sí la tradición budista consideraría como viable, la muerte asistida en el sentido de desconectar a la persona de estos medios artificiales de sustentación de la vida", explicó.
Habló también de la purificación a través de circunstancias en las que personas pasan por momentos difíciles de sufrimiento a causa de una enfermedad terminal.
"En el caso de que nosotros nos veamos obligados a confrontarnos con muy complejas circunstancias de muerte, quizá una enfermedad terminal que se prolonga de forma indefinida, la pérdida de nuestras facultades fundamentales, podría ser visto como algo negativo, como un proceso que denigra la integridad y el valor de la vida, pero en la tradición budista se contempla desde una óptica muy diferente: se plantea que los potenciales negativos resultantes de las acciones destructivas de mente, de palabra y de cuerpo que en la vida hemos ejecutado, maduran a través de estas enfermedades, y al madurar, estos conflictos vitales también se purifican", expuso.
Karam ahondó que hace algunos años, nuevos estudios e investigaciones vinculadas a la naturaleza de la consciencia en el estado de coma profunda o muerte vegetativa, han demostrado que hay consciencia aún en estos estados.
"Como hemos visto, hay eventos en los que las personas recuperan la consciencia, después de haberse visto en una coma profunda, inconscientes por períodos prolongados, a veces hasta de décadas, pueden mantener una vía muy primaria de comunicación, aún sujetos a deterioro cerebral progresivo -quizá pueden parpadear y tener dominio del parpadeo- y en especial ahora con nuevos instrumentos médicos, podemos analizar al cerebro en vivo.
"Aun las personas que aparentan estar limitadas por la muerte vegetativa, cuando son expuestas a un familiar y les habla de algo que les es conocido, el cerebro reacciona exactamente de la misma manera que lo haría si la persona estuviera sana y consciente.
Esto ha llevado a los neurólogos y fisiólogos que existe percepción y entendimiento en esos estados, lo cual los obliga a replantear los criterios con base en los cuales se plantea ejercer la eutanasia.
Sí es un tema escabroso, es un tema complejo", expuso.
¿CUÁNDO VOY A MORIR?
Marco Antonio Karam cree que la gente no desea tener consciencia en el momento de morir, porque piensa que de esta manera puede continuar con una vida inconsciente, en piloto automático, como él lo llama.
"Una persona que tiene conocimiento genuino, por ejemplo, de su vulnerabilidad, por ejemplo, una persona que sufre de una enfermedad terminal y sabe que le queda poco tiempo de vida, tiene una ventaja sobre de aquellos que no sabemos que somos mortales.
"Una persona de esta naturaleza se ve, por razones evidentes, obligada a replantearse lo que es importante y prioritario para su vida, quizá, a darse cuenta que muchos de los conflictos en los que invierte su energía y su vida, no valen la pena ante la inminencia del morir", dijo.
En contraste, añadió, la mayoría de la gente vive sujeta a una noción fantasiosa, que tiene que ver con la idea de que va a vivir para siempre.
"Eso nos hace desaprovechar en buena medida nuestras vidas. Yo no vería como algo malo el saber cuándo vamos a morir, quizá podría obligarnos a vivir, de alguna manera, y no, como decía la canción de Pink Floyd: "Vivir confortablemente adormecidos", apuntó.
Mencionó que la tradición budista es la que ha desarrollado de manera más completa y metódica la contemplación o meditación, y que ésta ha estado sujeta a investigaciones desde una perspectiva neurofisiológica por parte de importantes estudiosos, principalmente desde la década de los años 90.
Mencionó una investigación reciente sobre varios contemplativos tibetanos que moran en la transición del morir, a veces por varios días, máximo semanas, cuando técnicamente hayan muerto, y en los que el cuerpo no se descompone y no pierde calor, a pesar de que ya no tienen ritmo cardíaco, ni actividad cerebral.
"Desde hace varios años se había contemplado la posibilidad de observar a estos grandes contemplativos, desde una perspectiva científica, el transitar el morir, y con apoyo de la Universidad de Wisconsin y del Laboratorio de Estudios Neurofisiológicos del doctor Richard Davidson, se armó un par de equipos médicos en Los Himalayas, que tenían que estar listos para cuando un yogy de esta envergadura muriese y poderlo observar, con el aval y el apoyo de su Santidad el Dalai Lama", explicó.
Comentó que esta es la primera vez que se analiza científicamente este suceso que, dijo, valida a través de la ciencia el fenómeno del paso de la vida a la muerte.
EL DALAI LAMA
Marco Antonio Karam, comentó que el Dalai Lama canceló su visita a México, Estados Unidos, Alemania y a Suiza, como resultado de una crisis de salud que atravesó en los meses de septiembre y octubre y que culminó en una intervención quirúrgica, en la que se le removieron piedras de la vesícula.
"Tenemos la esperanza de que su Santidad el Dalai Lama vuelva a nuestro país en un par de años, quizá en el año 2010, pero no hay nada confirmado al respecto, todavía es muy temprano; ahorita, naturalmente están tratando de reorganizar su calendario, después de todo este período un poco difícil", manifestó.
Adelantó que en febrero del próximo año, llegarán a México una exhibición titulada "Reliquias del Tíbet", que consta de una de las colecciones más importantes del mundo.
Son objetos de veneración asociados a las grandes personas de la tradición budista que estarán en México, y una de las ciudades que las recibirá es Nuevo Laredo.
Las reliquias también estarán en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Querétaro.
El año pasado, cuando se trajo por primera vez a México, en los cuatro días que duró la exposición, fue visitada por más de 45 mil personas. En su próxima exhibición en México, se estima que atraiga a más de 70 mil personas.
"Esperamos que muchas personas tengan la oportunidad de visitar esta exposición, y también, recibir las bendiciones que tradicionalmente acompañan los restos y las reliquias de la tradición budista", exhortó Karam.