domingo, 14 de diciembre de 2008

Para comprender la muerte, hay que entender la vida

Marco Antonio Karam, presidente y fundador de la Casa Tíbet México dice que el ser humano tiene miedo a morir porque tiende a aferrarse a su familia y a las cosas materiales, además de ser un tema del que poco se conoce


NUEVO LAREDO.- Para comprender la muerte, primero es necesario entender la vida.
Así aborda Marco Antonio Karam, presidente y fundador de Casa Tíbet México, el tema de la muerte desde la perspectiva de la tradición budista, una práctica que propone la idea del renacimiento y contempla herramientas para prepararse para recorrer ese camino.
En entrevista con El Mañana, Marco Antonio Karam dijo que la muerte es uno de los temas centrales de la filosofía budista y el punto nodal en la existencia de los seres humanos.
A su llegada a esta frontera, en la que imparte el Seminario Muerte, Bardo y Renacimiento. Budismo Tibetano, Karam expuso que el ser humano tiene miedo de morir porque tiende a aferrarse a su familia, amigos, trabajo y a las cosas materiales, además de que es un tema del que poco conoce.
"Si seguimos las observaciones, no tan sólo de la tradición budista, sino de una buena parte de las tradiciones espirituales del mundo, se afirma que la vida precede a la conformación del cuerpo y subsiste a la desorganización del mismo, y con base en esto, el reto que todos nosotros tenemos es tratar de vivir nuestras vidas, conscientes de esa dimensión espiritual, aprovechando la misma y preparándonos para esa transición de morir", comentó.
Karam imparte este fin de semana en Laredo, Texas, el seminario mediante el cual los asistentes podrán reflexionar sobre el valor de la existencia y lo frágil que es ésta, así como entender la naturaleza de la vida y de la muerte.
"Lo primero que se pretende es que las personas ordinarias, como cualquiera de nosotros, seamos capaces de reconocer a la muerte como un suceso natural: el hecho de que todos los seres vivos están sujetos y expuestos evidentemente a la transición de morir, y a reflexionar en que la muerte no es del todo un hecho que nosotros podamos planificar, que suele naturalmente sorprendernos y que pertenecemos a una condición de vida en la que nuestro tiempo de existencia no es uno fijo", propuso.
"UN CADÁVER NO LLEVA BOLSAS"
El representante de Casa Tíbet México expone porqué la gente siente miedo a la muerte.
"Creo que hay muchas razones por las que una persona convencional teme al morir, una de ellas tiene que ver con el temor a lo desconocido, que no sabemos de qué trata la muerte, y como culturalmente hemos ido educados y condicionados a identificar a la vida y a la consciencia con nuestro cuerpo, naturalmente tenemos esa sensación", refirió.
Añadió que hay otras, como el aferramiento y el apego a todo lo que se abandona durante la transición del morir; el hecho de intuir que, si en efecto existe una continuidad de la vida después de la muerte, ésta estará ligada al desempeño vital actual en el que, probablemente, observe muchas deficiencias; y vivir sin un plan de vida en general.
"Hacer de la muerte un amigo, algo cercano, algo natural; no verlo como un enemigo, como algo artificial; también, comprender la naturaleza de la muerte; creo que una de las cosas que más angustia nos produce es que no sabemos mucho acerca de la muerte, de los procesos que acompañan al morir.
"Tememos morir, porque no hemos vivido del todo, porque a pesar de que estamos en el mundo, no estamos lúcidamente en él, y la vida se pasa tan rápido como un relámpago, y cuando transita con esa vorágine y vertiginosidad, a menudo uno descubre que ha vivido su vida de forma inconsciente, dominado por hábitos y tendencias, en piloto automático, ausente de genuina presencia, de voluntad y de consciencia, y que por tanto han sido los acontecimientos de la vida los que han dominado nuestra existencia, en lugar de nuestra voluntad por encima de éstos y de un plan de vida, en general", afirmó.
Ante la interrogante de cómo puede una persona común y corriente prepararse para morir, Karam dijo que el budismo tibetano ofrece varias posibilidades.
"Eso es algo que en la tradición budista se lleva a cabo a través de diferentes avenidas, preparativos intelectuales, preparativos contemplativos, éticos y morales, meditativos, todas diferentes sendas que pretenden familiarizar al individuo con la realidad y la inminencia de la muerte, con el valor de la vida y con la importancia de prepararse para poder transitar esa frontera de la mejor manera posible", añadió.
Dijo que el mejor de los candidatos para tener esta preparación, sería una persona que cuente con todas sus facultades, que pueda prepararse de manera consciente y que esté dotado de todas las condiciones favorables de la transición del morir.

"Hay una expresión muy popular en la cultura tibetana que dice que un cadáver no lleva bolsas", mencionó.
Entre las herramientas de preparación para el bien morir que ofrece la tradición budista está el familiarizar al individuo con el objetivo de la muerte, prepararse para la misma, sin tener que ser budista.
Añadió que dentro del ámbito de la tradición budista existe una costumbre antigua, pero actualmente relevante y eficaz de preparación en un entorno de hospicio, como lo hacen aquellas personas que transitan el morir y que ya se encuentran en una fase terminal, en el caso de los enfermos, que tienen la oportunidad de liberarse de los temores que los acompañan en esos momentos.
Hay una práctica de introspección contemplativa, dijo, muy popular dentro del ámbito del budismo tibetano, que se denomina la meditación de las tres raíces en torno al morir, en la que se pretende que el individuo se haga consciente de la inminencia de la muerte.
"Uno de los grandes maestros que trajo el budismo a la India en el siglo octavo decía que todos los seres vivos mueren, pero es interesante contemplar cómo finalmente nadie ha muerto", manifestó.
CUÁNDO SÍ Y CUÁNDO NO UNA MUERTE ASISTIDA
Desde la perspectiva budista, Karam expuso que la llamada muerte asistida no es aceptada cuando se trata de una especie de suicidio, pero sí está de acuerdo cuando tiene que ver con desconectar un aparato que mantiene con vida a alguna persona enferma y en fase terminal.
"Si por muerte asistida entendemos una especie de suicidio -el hecho de que el individuo tome su propia vida-, la tradición budista lo contemplaría como algo negativo, porque el valor fundamental es el valor de la vida…
"No obstante, en lo que la tradición budista se contempla como ético, como moral o edificante, es cuando también se sostiene o preserva la vida de una forma antinatural, a manera muy prolongada, en detrimento de la calidad de vida de la persona; eso quiere decir que si tenemos a una persona sujeta a un respirador o máquina de diálisis para mantener la vida otros dos años en coma, ahí sí la tradición budista consideraría como viable, la muerte asistida en el sentido de desconectar a la persona de estos medios artificiales de sustentación de la vida", explicó.
Habló también de la purificación a través de circunstancias en las que personas pasan por momentos difíciles de sufrimiento a causa de una enfermedad terminal.
"En el caso de que nosotros nos veamos obligados a confrontarnos con muy complejas circunstancias de muerte, quizá una enfermedad terminal que se prolonga de forma indefinida, la pérdida de nuestras facultades fundamentales, podría ser visto como algo negativo, como un proceso que denigra la integridad y el valor de la vida, pero en la tradición budista se contempla desde una óptica muy diferente: se plantea que los potenciales negativos resultantes de las acciones destructivas de mente, de palabra y de cuerpo que en la vida hemos ejecutado, maduran a través de estas enfermedades, y al madurar, estos conflictos vitales también se purifican", expuso.
Karam ahondó que hace algunos años, nuevos estudios e investigaciones vinculadas a la naturaleza de la consciencia en el estado de coma profunda o muerte vegetativa, han demostrado que hay consciencia aún en estos estados.
"Como hemos visto, hay eventos en los que las personas recuperan la consciencia, después de haberse visto en una coma profunda, inconscientes por períodos prolongados, a veces hasta de décadas, pueden mantener una vía muy primaria de comunicación, aún sujetos a deterioro cerebral progresivo -quizá pueden parpadear y tener dominio del parpadeo- y en especial ahora con nuevos instrumentos médicos, podemos analizar al cerebro en vivo.
"Aun las personas que aparentan estar limitadas por la muerte vegetativa, cuando son expuestas a un familiar y les habla de algo que les es conocido, el cerebro reacciona exactamente de la misma manera que lo haría si la persona estuviera sana y consciente.
Esto ha llevado a los neurólogos y fisiólogos que existe percepción y entendimiento en esos estados, lo cual los obliga a replantear los criterios con base en los cuales se plantea ejercer la eutanasia.
Sí es un tema escabroso, es un tema complejo", expuso.
¿CUÁNDO VOY A MORIR?
Marco Antonio Karam cree que la gente no desea tener consciencia en el momento de morir, porque piensa que de esta manera puede continuar con una vida inconsciente, en piloto automático, como él lo llama.
"Una persona que tiene conocimiento genuino, por ejemplo, de su vulnerabilidad, por ejemplo, una persona que sufre de una enfermedad terminal y sabe que le queda poco tiempo de vida, tiene una ventaja sobre de aquellos que no sabemos que somos mortales.
"Una persona de esta naturaleza se ve, por razones evidentes, obligada a replantearse lo que es importante y prioritario para su vida, quizá, a darse cuenta que muchos de los conflictos en los que invierte su energía y su vida, no valen la pena ante la inminencia del morir", dijo.
En contraste, añadió, la mayoría de la gente vive sujeta a una noción fantasiosa, que tiene que ver con la idea de que va a vivir para siempre.
"Eso nos hace desaprovechar en buena medida nuestras vidas. Yo no vería como algo malo el saber cuándo vamos a morir, quizá podría obligarnos a vivir, de alguna manera, y no, como decía la canción de Pink Floyd: "Vivir confortablemente adormecidos", apuntó.
Mencionó que la tradición budista es la que ha desarrollado de manera más completa y metódica la contemplación o meditación, y que ésta ha estado sujeta a investigaciones desde una perspectiva neurofisiológica por parte de importantes estudiosos, principalmente desde la década de los años 90.
Mencionó una investigación reciente sobre varios contemplativos tibetanos que moran en la transición del morir, a veces por varios días, máximo semanas, cuando técnicamente hayan muerto, y en los que el cuerpo no se descompone y no pierde calor, a pesar de que ya no tienen ritmo cardíaco, ni actividad cerebral.
"Desde hace varios años se había contemplado la posibilidad de observar a estos grandes contemplativos, desde una perspectiva científica, el transitar el morir, y con apoyo de la Universidad de Wisconsin y del Laboratorio de Estudios Neurofisiológicos del doctor Richard Davidson, se armó un par de equipos médicos en Los Himalayas, que tenían que estar listos para cuando un yogy de esta envergadura muriese y poderlo observar, con el aval y el apoyo de su Santidad el Dalai Lama", explicó.
Comentó que esta es la primera vez que se analiza científicamente este suceso que, dijo, valida a través de la ciencia el fenómeno del paso de la vida a la muerte.
EL DALAI LAMA
Marco Antonio Karam, comentó que el Dalai Lama canceló su visita a México, Estados Unidos, Alemania y a Suiza, como resultado de una crisis de salud que atravesó en los meses de septiembre y octubre y que culminó en una intervención quirúrgica, en la que se le removieron piedras de la vesícula.
"Tenemos la esperanza de que su Santidad el Dalai Lama vuelva a nuestro país en un par de años, quizá en el año 2010, pero no hay nada confirmado al respecto, todavía es muy temprano; ahorita, naturalmente están tratando de reorganizar su calendario, después de todo este período un poco difícil", manifestó.
Adelantó que en febrero del próximo año, llegarán a México una exhibición titulada "Reliquias del Tíbet", que consta de una de las colecciones más importantes del mundo.
Son objetos de veneración asociados a las grandes personas de la tradición budista que estarán en México, y una de las ciudades que las recibirá es Nuevo Laredo.
Las reliquias también estarán en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Querétaro.
El año pasado, cuando se trajo por primera vez a México, en los cuatro días que duró la exposición, fue visitada por más de 45 mil personas. En su próxima exhibición en México, se estima que atraiga a más de 70 mil personas.
"Esperamos que muchas personas tengan la oportunidad de visitar esta exposición, y también, recibir las bendiciones que tradicionalmente acompañan los restos y las reliquias de la tradición budista", exhortó Karam.

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