domingo, 5 de octubre de 2008

El Retorno de Su Santidad el Karmapa

El Retorno de Su Santidad el Karmapa, publicado en inglés como The Return of His Holiness the Karmapa - Por Victoria Dolma

El 19 de mayo, parado frente a la audiencia del auditorio Hammerstein Ballroom, compuesta de tibetanos, occidentales y chinos, muchos de los cuales habían sido discípulos del anterior Karmapa; Ponlop Rinpoche introdujo a Orgyen Trinley Dorje, la largamente esperada decimoséptima reencarnación de la cabeza de los Karma Kagyu, y sin lugar a dudas, el más importante Lama después de Su Santidad el Dalai Lama. “New York es el lugar natural para que el Karmapa comience su gira,” declaró, “porque todo lo que constituye lo más americano se encuentra aquí por excelencia. Si el Buda naciera hoy, él o ella puede que viva en el Village, trabaje en mid-town, y obtenga la iluminación en Central Park. Podría suceder aquí, ahora mismo.”

Las palabras de apertura y comportamiento del Karmapa dejó a muchos en la audiencia con dos impresiones contundentes: primero, que el fenómeno del Karmapa es cósmico, una energía que es más grande que cualquier cargo, como lo indican las ocasionales referencias a sí mismo; y segundo, que el barco del Dharma está gradualmente siendo dirigido hacía otro cauce del que transitó en sus días iniciales en Occidente.

Un cambio hacia un mayor ecumenismo, comenzado por Su Santidad el Dalai Lama, ahora está siendo llevado a cabo por el Karmapa, cuya voz resonante, inflexiones y hasta gestos testifican a la cantidad de tiempo que él ha estado en presencia del Dalai Lama. “El Karmapa anterior poseía muchas conexiones aquí”, comentó Su Santidad, “y como llevo el nombre de su renacimiento, debo continuar su actividad. La gente de Estados Unidos nunca ha estado lejos del pensamiento del Karmapa. Hoy en día existe interés en el budismo tibetano, y el Dalai Lama habla en todo el mundo acerca de los valores de la educación y de la bondad. Siguiendo su ejemplo y porque estamos en el siglo XXI, es apropiado no solamente hablar de budismo, sino también de los principios generales de la educación, la bondad, y el comportamiento en la vida”. Ciertamente hubo poco para caracterizar las apariciones del Karmapa en New York como siendo eventos específicamente budistas. Ausentes estuvieron la música tradicional, rituales y séquito. Solamente la vestimenta de monje y una proyección gigante de un thangka de buda detrás del Karmapa fueron las notas visuales.

El primer día Su Santidad confesó tener “algunas limitaciones físicas sobre mi claridad mental debido a que llegué aquí solamente hace tres días”. Sin embargo, Su Santidad procedió a hablar con total fluidez sobre una variedad de temas en los siguientes dos días. Lo que sigue es un extracto de sus enseñanzas.

“He tenido que atravesar muchos desafíos. Muchas cosas diversas me han sucedido. Al enfrentar ciertos desafíos, he sentido a veces que superaban mi capacidad para enfrentarlos. Pero nunca debemos permitir que nuestros desafíos destruyan nuestra paz interior. Por ejemplo, imaginen que tienen un espejo frente a ustedes, junto a un objeto que pesa 100 libras. La imagen de ese objeto se refleja en el espejo, pero el espejo no carga con el peso. De la misma manera, no podemos evitar enfrentarnos con situaciones que nos resultan exigidas, pero podemos experimentar la mera apariencia de las situaciones como el espejo, reflejándolas claramente sin soportar la carga del peso. ¿Ustedes dirán que es teóricamente posible ser como el espejo, pero dónde encuentra uno la fuerza y la paciencia? Para lograr eso, debe haber una estable e impenetrable armadura de paciencia dentro de uno. Existen grandes oportunidades aquí en Estados Unidos para adquirir casi cualquier cosa que exista físicamente. Pero la presencia de tanta afluencia material no necesariamente trae consigo coraje o paciencia. Uno desea más, o no lo obtiene lo suficientemente rápido. Por lo tanto, necesitamos una armadura independiente de coraje. Yo no me refiero a una negación forzosa, una paciencia en la cual uno se obliga a hacer de cuenta que todo está bien. Si tratara de vivir así, nunca hubiese llegado aquí. Hubiera dicho que no importa, y no hubiera hecho nada. La paciencia de la que yo hablo es independiente de las circunstancias, como un otorgamiento de poder interior.

“A veces nuestro deseo de practicar se transforma en una fuente de mayor presión, otra causa para sentirnos apesadumbrados porque nos ponemos muy serios. Si uno se toma el proceso demasiado seriamente uno se enerva. Digamos que están conscientes del enojo. Desean aplicar un remedio, y hacerlo de la manera más seria y tradicional. Preparan el remedio por adelantado pero debido a que la persona preparando el remedio es la misma que está por enojarse, la parte enojada sabe que el remedio está ahí y lo desplazará. De esta manera no estará disponible cuando es necesario. Cuando demonizamos nuestras aflicciones, nos vemos en oposición a ellas, y la tensión simplemente aumenta el poder de la aflicción. Por lo tanto, es más útil reírse de nuestros kleshas (emociones negativas) a luchar con ellos. 

Esto en su totalidad no es un chiste. El humor es una estrategia cuyo objetivo es el de obtener estabilidad mental y libertad interior, como seres humanos tenemos el potencial de mejorar. Pero esto depende de las elecciones que hagamos. ¿A qué tendencias les otorgamos autonomía? Elegir con inteligencia a qué le otorgamos poder es importante.

“Cuando meditamos sobre el amor, muchas veces lo hacemos con la idea de yo siento compasión por el otro. Nos sentimos separados y algo superiores: yo cultivo compasión, siento por ti, ser miserable. En la tradición budista intentamos cultivar al corazón con el voto para no perder este sentimiento hasta la budeidad. Pero nos resulta difícil, sino imposible, sentir la compasión desde el corazón por tanto tiempo mientras mantenemos el concepto de diferenciación entre uno y los demás. Cuando por otro lado, ven a los demás como una parte de sí mismos, vuestra compasión irá con ellos a donde sea que vayan y los acompañará más allá de lo que hagan.

En cuanto a la inseparabilidad de uno y los demás, se preguntarán a quién se refiere como personificación. El mejor ejemplo es el Buda. ¿Qué caracteriza su compasión? La falta de separación entre un yo y los demás. ¿Qué fue lo que Buda experimentó como un yo, como un sí mismo? Lo que él sintió acerca de un yo, lo sintió acerca de los demás y viceversa. Podemos utilizar al cuerpo como una analogía. Dentro del cuerpo existen diferentes partes, pero son todas partes de un cuerpo. De la misma manera, en el cultivo del amor y de la compasión podemos distinguir entre un yo y un otro, pero también podemos experimentar la inseparabilidad de un yo y los demás. Por lo tanto, existe una verdadera posibilidad de que desarrollemos bodhicitta, pero debemos observar nuestros principales obstáculos: enojo, apego, y celos. Pareciera que los tenemos, pero nunca los pedimos, nunca los invitamos a nuestras mentes, así que no podemos simplemente librarnos de ellos; debemos hablar con ellos”.

“Ayer, me condujeron por la ciudad de New York y experimenté el tráfico por primera vez. Frenar-acelerar-frenar. ¡Fue una experiencia emocional intensa! La gente muchas veces se enoja, especialmente si tienen una taza de café caliente que se balancea precariamente y comienza a derramarse. Podemos decir que el enojo es innecesario, pero es algo que podemos reconocer. Es el rechazo de lo indeseado, mientras que el deseo es el impulso para atraer lo que queremos. En sus atributos básicos no existe nada malo con ellos. El problema es que vamos demasiado lejos. Está bien admitir que uno desea algo. El problema es que completamente rechazamos algo de manera parcial sobre la base de uno o dos atributos aparentes hasta que eventualmente cultivamos el hábito de confundir los atributos con el todo. Necesitamos de una estrategia para volver a aprender cómo ver las cosas desde una perspectiva correcta”.

“Mucho de lo que aparece frente a nosotros, no es apariencia, sino fijación. Revestimos las apariencias con nuestra percepción basada en la fijación. Es muy parecido al uso de anteojos. Si ustedes obtienen la prescripción correcta, verán con más claridad. Pero si utilizan anteojos de lectura para mirar a distancia, todo se tornará menos nítido. Y el uso de anteojos de sol adentro, puede ocultar las cosas. Además de estas fijaciones, está nuestra tendencia a dividir las apariencias al introducir el concepto de un yo por un lado, y de un él por el otro”.

“Miramos las apariencias a través de una pequeña ventana que hemos abierto, y el marco es lo que divide al mundo. Algo extraño sucede cuando miramos a través de la ventana de un yo y de lo mío. Lo que vemos no está realmente allí. Como la imagen virtual de una computadora, lo que vemos es espurio. Y cuando intentamos conectarnos con los demás a través de esa ventana, si observamos algo que parece desagradable, sentimos que está dirigido directamente hacia nosotros. ‘Esa persona está invadiendo mi ventana’ y nos sentimos dolidos. También está el tema de lo que no podemos ver a través de esa ventana. La genuina experiencia espiritual no sucede a través del yo y de lo mío. En realidad, esta barrera es peor que una ventana; es una sólida pared entre nosotros y la realidad. Pero al igual que la imagen de la computadora puede ser apagada”.

“El engaño es importante no solamente porque es incorrecto, pero porque nos afecta. Cambia la manera en que nos sentimos. Si el engaño no nos lastimara, no tendría importancia. En relación a la distinción entre el engaño y su ausencia, para la mayoría de nosotros el análisis filosófico es demasiado difícil de comprender, y no tenemos tiempo para pensar en él. Simplemente necesitamos suficiente comprensión como para mejorar nuestras vidas. Puedo servir de ejemplo. Soy uno de los Lamas tibetanos más jóvenes, pero también soy el que ha enfrentado más dificultades. He aplicado los remedios lo mejor que pude, y si bien no he erradicado el engaño, he calmado la turbulencia emocional. Por lo tanto, tal vez les sea útil que comparta, como dicen en América, los métodos que he utilizado”.

“Entre nuestras experiencias una de las más deprimentes es cuando el engaño nos abruma a tal punto que ya no podemos recordar estados mentales positivos. Es como si nunca hubiesen existido. Por ejemplo, hace un tiempo atrás cuando yo me enfrentaba con una situación desagradable, una emoción desagradable sumergía mi mente en un estado en el cual no podía recordar siquiera mi bienestar. Pero si podemos utilizar nuestras facultades de estar conscientes, y recordar una situación agradable, nuestra mente irá de la depresión a la calma. En todas nuestras vidas hemos experimentado estados de placer. Si no recuerdan esas experiencias, entonces solamente les habrán sido de beneficio una única vez. Pero si las pueden traer a la mente cuando están deprimidos, pueden ser efectivas nuevamente”.

“De todas maneras, debemos aceptar el engaño y no luchar contra él…No podemos intentar sobreponernos al engaño por la fuerza porque no lo eliminaremos; solamente lo suprimiremos. Eso es como enterrar basura. Después de haber enterrado lo suficiente, la tierra se transformará en basura. Se preguntarán: si yo acepto mi engaño, ¿no me causará problemas? La aceptación no es el problema: luchar contra algo sí lo es. Existe gran inteligencia en la aceptación del sufrimiento. Debido a la reencarnación, todos hemos acumulado mucha experiencia. Por lo tanto, si cultivamos la aceptación con una dificultad, aprenderemos a aceptarlo todo. La sabiduría es la conciencia inteligente descripta como ‘conociendo uno, se libera todo’. La razón es que la gran sabiduría no es como el aprendizaje a través de la investigación en la cual uno investiga los atributos de las cosas individuales. Como todas las cosas poseen la misma naturaleza, una vez que hemos comprendido una cosa, hemos comprendido todo”.

Su Santidad concluyó con reflexiones acerca de su continua relación con América: “Cuando tenía ocho años, fui reconocido como el Karmapa y llevado a Tsurphu. Cuando conocí personas estadounidenses por primera vez, ví lo que a mi parecer era gente extraña, y pregunté quiénes eran. Se me dijo simplemente, “occidentales”, sin ninguna explicación. Luego, he desarrollado relaciones fuertes con estadounidenses. Debido a la relación contundente establecida por el anterior Karmapa, siento una fuerte conexión, y he estado esperando desde los ocho años para venir aquí. He estado aquí solamente tres días, pero desde el momento en que llegué, lo he disfrutado. Siento mucho amor y afecto hacia ustedes. Pero necesitamos compartir nuestro amor y afecto con todos los demás países también. Existen muchos países en donde hay mucho sufrimiento, particularmente en China y Birmania. Debemos conectarnos no solamente a través del pensamiento, sino también en forma práctica. A pesar de que Birmania es budista, es difícil ayudar, pero hay mucho que podemos hacer para ayudar a la gente en China. Siento esto con insistencia debido a mi profunda conexión con esa parte del mundo. Por lo tanto, les pido que hagan lo que puedan para ayudar”. (En ese momento, la audiencia irrumpió en un aplauso).

La belleza física del Karmapa, su buena disposición para mostrar su vulnerabilidad, su sugerencia de que cualquier método (como ser demasiado serio) puede perder efectividad cuando es utilizada demasiado tiempo, su gracia al presentar conceptos filosóficos complejos en términos sencillos siempre acompañados de ejemplos concretos, y su moderación en el abordaje, sin regañar a los seres por sus egos sino más bien simpatizando con ellos por sus aflicciones “no invitadas”, nos hizo pensar en Maitreya, el Buda del futuro, el Buda del Amor. Para muchos Su Santidad abrió la posibilidad de aprender a través de la alegría, en vez de la dificultad y la culpa con la cual están muy familiarizadas las audiencias occidentales. El Karmapa actual corporiza el Dharma tradicional, pero con una vuelta de tuerca para una nueva era. Esperamos que las circunstancias le permitan regresar a Occidente dentro de poco, permitiéndole desarrollar las remarcables cualidades que ya posee.

Los extractos anteriores fueron tomados de Music in the Sky (Música en el Cielo: La Vida, Arte y Enseñanzas del Decimoséptimo Karmapa, Orgyen Trinley Dorje).

Traducido al español y publicado con el permiso de Snow Lion News & Catalog, todos los derechos reservados.




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