Ofrendas Budistas
Las ofrendas se deberán de hacer en el altar diariamente. No hay límites en cuanto lo que se puede ofrendar y hay muchos tipos de ofrendas. Por lo general, uno puede ofrecer cualquier objeto que sea agradable a los cinco sentidos: forma, sonido, olor, sabor y tacto. Es costumbre ofrendar de siete a ocho cuencos con agua los cuales representan (de izquierda a derecha): agua para tomar, agua para lavarse los pies, flores, incienso, luz, perfume, comida y música. A veces no se pone cuenco de agua para la música, ya que esta se representa con la voz de uno mismo y los instrumentos musicales que se usan al recitar plegarias. Flores, velas e incienso se ofrendan en sus respectivos cuencos o en algún otro lugar del altar.
Las cosas que se ofrendan deberán de estar limpias, nuevas y ser agradables. La comida deberá de estar fresca y ser de la mejor calidad – nunca comida vieja, de sobra o echada a perder. Los cuencos o platos con ofrendas deberán de estar llenos y verse abundantes. Es mejor ofrendar un cuenco pequeño que esté lleno, que un cuenco grande a la mitad.
Las ofrendas se deben de obtener por medios honestos, sin haber lastimado a algún ser y no por medio de robos o engaños. Las ofrendas externas no se deberán ver limitadas por los objetos que se encuentran en el altar, sino se deberían de imaginar en grandes cantidades, tan grandes como el espacio. Ofrenda el agua imaginando que es un néctar puro, agradable a todos los sentidos. Es importante pensar que todo el campo del mérito acepta las ofrendas, las disfruta y está complacido. Para hacer la ofrenda de cuencos de agua se deberán tener por lo menos siete cuencos. Mientras más grandes y de mejor calidad sean los cuencos, es mejor. Los cuencos siempre deben de estar limpios.
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